ALERGIAS DE LOS PERROS
Cuando vemos a un perro rascarse, lo primero que se nos viene a la cabeza son los parásitos. Sin embargo, estos picores también pueden producirse por algún tipo de alergia que surge como una reacción del sistema inmunológico ante ciertas sustancias del entorno o de la dieta.
Este tipo de hipersensibilidad suele aparecer en los primeros años
de vida del animal y se manifiesta en forma de picazón o hinchazón en la piel.
Lo más común es ver a nuestras mascotas rascándose o mordiéndose la zona
afectada, lo cual le puede provocar costras, heridas o la caída del pelo.
Algunas alergias también pueden provocar estornudos, secreción ocular o nasal,
otitis o incluso diarreas.
Las alergias más frecuentes en perros suelen ser las siguientes:
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Alergia a
la saliva de la pulga:
Cuando una pulga muerde a un perro, no sólo chupa la sangre de nuestra
mascota, sino que inserta su propia saliva en el organismo del perro. Esto
puede provocar tanto una reacción inmediata como una infección retardada cuyos
síntomas aparecen a las horas o incluso a los días. Este tipo de
hipersensibilidad puede afectar a cualquier raza y/o sexo de perros, aunque hay
casos en los que aquellos con un contacto reiterado con las pulgas pueden
llegar a desarrollar tolerancia ante estos animales.
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Atopía o
dermatitis atópica:
La atopía hace referencia a la hipersensibilidad hacia ciertos agentes
ambientales que afecta a un 15% de los perros de manera cutánea. Esta
enfermedad aparece entre el primer y el tercer año de vida y suele ser causada
por ácaros de polvo, polen, plantas, hongos o insectos con los que tienen
contacto a través del sistema respiratorio o la piel. A diferencia de la
alergia a la pulga, este tipo de hipersensibilidad es más frecuente en razas
como el bóxer, el pastor alemán, el dálmata, el Golden retriever, el labrador,
el shar pei o el bulldog inglés.
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Alergia
alimentaria:
Este tipo de alergia puede afectar a cualquier raza por igual y puede
aparecer a cualquier edad. Un animal sano puede desarrollar una intolerancia a
cierto tipo de alimento aun llevando un largo tiempo consumiéndolo, de la misma
manera que le puede pasar a un ser humano. Esto ocurre cuando se reduce la
función protectora de la mucosa de los intestinos dando lugar a una reacción alérgica
inmediata o tardía. Los alimentos más comunes en las alergias caninas son la
carne de res, los huevos, el trigo, el pollo, el pescado o el arroz, lo cual
puede provocar picores, vómitos o diarreas.
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Reacciones
a medicamentos:
Son poco comunes, pero dependiendo del sistema inmune de nuestra mascota,
los medicamentos pueden provocar picores o inflamación.
Para diagnosticar una alergia en perros, el veterinario debe
observar los distintos síntomas y asegurarse de que la causa no es parasitaria
o bacterial. Para facilitar el trabajo del veterinario, debemos facilitarle
cierta información como la raza del perro, su sexo, su edad, el momento y lugar
en el que empezaron a darse los síntomas, la zona afectada, los síntomas y el
historial médico de sus padres y hermanos si es posible.
En principio, se debe llevar a cabo
un diagnóstico de exclusión, suministrando durante unas ocho semanas una
dieta especial que suele basarse en un pienso hipoalergénico hidrolizado
recomendado por el veterinario. Si, por el contrario, nos decidimos por una
dieta casera, hemos de asegurarnos de no suministrar a nuestra mascota ningún
alimento que haya consumido en el pasado, incluyendo accesorios masticables o
galletas para perros.
Si se confirma que ningún alimento suministrado causa alguna alergia en
nuestros perros, se procederá a “provocar” una reacción alérgica con los
alimentos que solía consumir para dar con el alimento en cuestión.
Finalmente, si se llega a la conclusión de que la alergia no es provocada
por ningún alimento, se llevará a cabo una prueba cutánea o un
análisis de sangre para hallar parásitos o algún tipo alérgeno en el medio
ambiente que provoque esa hipersensibilidad en nuestros canes que
posteriormente deberemos controlar o evitar.
El tratamiento de la hipersensibilidad en perros varía mucho
dependiendo del origen. Si la alergia se relaciona con un alimento,
debemos evitar ese alimento en específico o incluir el pienso hipoalergénico
anteriormente mencionado. Desde hace un tiempo, existe en el mercado un pienso
elaborado con insectos que supone una gran fuente de proteínas para nuestras
mascotas cuando no pueden tomar los alimentos más comunes que lo proporciona.
Por otro lado, si la alergia es provocada por la saliva de la pulga
u otro parásito, hemos de eliminarlos por completo mediante una desparasitación
a conciencia y un tratamiento antiparasitario para perros, champús o aerosoles.
Además, es necesario hacerlo también con todo su entorno para evitar posibles
rebrotes. Muchos perros también necesitan una exhaustiva limpieza de oídos cada
cierto tiempo para evitar la aparición de otitis.
Finalmente, hemos de tener en cuenta que el tratamiento para alergias
atópicas es un verdadero reto, ya que muchas veces resulta imposible evitar
el alérgeno causante de ese malestar. Cuando el picor es ocasional, suele ser
tratado con medicamentos que los alivie al igual que lo hacemos las
personas. Si este malestar se ve prolongado en el tiempo, una solución puede
ser la inmunoterapia, administrando el alérgeno a nuestro perro poco a
poco y en aumento para que logre generar una tolerancia al mismo. Los suplementos
de ácidos grasos de omega 3 pueden ayudar a restablecer la barrera cutánea
de nuestras mascotas y pueden aliviar la picazón en su piel.
Las alergias son un problema muy frecuente en perros y es responsabilidad de sus dueños solicitar un diagnóstico en el veterinario, siguiendo todas sus instrucciones y revisando sus síntomas si se ven agravados o cambian.
Alba Conde Muñoz
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